Catedral de Salamanca

El astronauta de la Catedral de Salamanca

Un enigma moderno en un templo antiguo

En el corazón de Salamanca, una de las ciudades más emblemáticas de España, se alza majestuosa la Catedral Nueva, una joya arquitectónica del Renacimiento y el Barroco. Pero entre sus numerosas gárgolas, columnas y portadas ricamente decoradas, se esconde una figura que desconcierta y sorprende a los visitantes: un astronauta.

Sí, has leído bien. En una de las portadas de la Catedral Nueva, específicamente en la Puerta de Ramos, aparece tallado un astronauta con escafandra, traje espacial y hasta una especie de tubo que recuerda a una manguera de oxígeno. Esta figura parece completamente fuera de lugar en una construcción religiosa iniciada en el siglo XVI. ¿Cómo llegó allí? ¿Es una prueba de viajes en el tiempo? ¿Un mensaje oculto? La explicación, aunque menos fantástica, no deja de ser curiosa.

Un toque moderno en una restauración

La figura del astronauta no es un misterio inexplicable, sino el resultado de una intervención moderna. Fue añadida durante las tareas de restauración realizadas en 1992, con motivo de la Exposición Universal de Sevilla y como parte de un esfuerzo de conservación y renovación del patrimonio histórico.

Según la tradición de los restauradores, es común que estos dejen su “firma” o marca en las obras que intervienen. Jerónimo García, el escultor encargado de la restauración de la fachada, decidió incorporar un elemento contemporáneo para representar el siglo XX. Y qué mejor símbolo de la era moderna que un astronauta.

¿Por qué un astronauta?

El astronauta simboliza el espíritu de exploración, el avance tecnológico y los grandes logros de la humanidad en el siglo XX. Fue una manera creativa y discreta de vincular el pasado con el presente, sin alterar el conjunto artístico de la catedral. Aunque algunos puristas criticaron esta inclusión, lo cierto es que hoy en día se ha convertido en una de las atracciones más fotografiadas y comentadas de la ciudad.

Otros detalles curiosos

El astronauta no está solo. Si se observa con atención la misma portada, también se pueden encontrar otras figuras añadidas durante la restauración, como un dragón comiéndose un helado, un lince o una cigüeña. Todos ellos forman parte de ese guiño moderno que los restauradores dejaron para sorprender a quienes se detienen a observar los detalles.

Una mezcla de arte, historia y humor

La presencia del astronauta en la Catedral de Salamanca nos recuerda que incluso en los monumentos más solemnes puede haber espacio para el humor, la creatividad y el diálogo entre épocas. No altera el valor histórico del templo, sino que lo enriquece, atrayendo la curiosidad de nuevas generaciones que, quizás, no se habrían detenido a mirar una fachada renacentista si no fuera por ese misterioso hombre del espacio.

Popular Posts